
Babygirl es una película de drama erótico dirigida por Halina Reijn y protagonizada por Nicole Kidman, Harris Dickinson y Antonio Banderas.
Le adjudicó la Copa Volpi a Kidman en el Festival de Venecia y trata de una relación entre la CEO de una empresa y un pasante.
CRÍTICA CON SPOILERS. SORRY.
He leído comparaciones de esta obra con los Thrillers Eróticos del siglo pasado, como Basic Instinct y Fatal Attraction.
🤨
(Deben estar regalando crack en las calles).
Cuando salí de la función, sólo pensé lo mismo que cuando vi Fifty Shades of Grey:
AQUÍ NO PASA NADA.
Sólo una sucesión de escenas fogosas…
Es planísima.
¿Cuál es el conflicto?
- ¿Qué el marido la descubra y se divorcien?
- ¿Que la echen de su propia compañía?
- ¿Una raya en su reputación profesional?
¡No fastidies!
Casi todo eso ocurre y no pasa nada…
No hay consecuencias.
Ni giros…
Ni sorpresas…
Comienza y termina igual.
Aunque, no siempre fue así…
En un principio, Babygirl me cautivó: con su juego del gato y el ratón y la dirección de Reijn para el lenguaje no verbal:
- Esas miradas fijas y penetrantes.
- Las sonrisas sarcásticas de Nicole.
- Y las risas burlonas de Harris.
Ese deseo precoz de la protagonista, que va in crescendo con ímpetu…
Con una trama que se cuece a fuego lento, que desprende un aroma embriagador, con una tensión que traspasa la pantalla y que augura algo pujante…
(Como Elle de Paul Verhoeven).
Sin embargo, nos deja en ascuas y se vuelve muy explícita y tajante. Se despoja de sutilezas y se sumerge en convencionalismos.

Y eso que sus protagonistas se dejan la piel…
Dickinson
Este personaje es extraño. Extremadamente manipulador. Y a la vez, infantil e incongruente.
Cuando Kidman le asegura que lo quiere proteger y que teme hacerle daño, no está mintiendo…
Y cuando Banderas le advierte que ella ha estado jugando con él… tampoco está mintiendo…
A simple vista, parece que Dickinson tiene el control, que domina la situación…
Pero, se le nota perturbado, desmandado y emocional. Quizá hasta chalado… o con algún trastorno mental.
No es el clásico alfa, ni el galán, ni el semental.
Hay algo roto en este muchacho. Y precisamente eso me dejó intrigado.

Kidman
La australiana-estadounidense aceptó este desafío y lo superó con creces…
Es de los papeles más demandantes que le he visto.
Y no lo declaro únicamente por sus escenas picantes ni por sus… orgasmos… sino por cómo representa la soledad y el vacío que carcome a su personaje:
Romy está en la cima. Aunque, ¿quién la acompaña?
- No conecta con sus hijas.
- No tiene amigos.
- La gente de la oficina le teme.
- Y las interacciones con su marido se denotan superficiales e impostadas.
Su vacío no es sexual, sino afectivo. Carece de calidez humana.
Por eso se engancha con Samuel:
No -únicamente- por su fetiche e insatisfacción sexual, sino porque él “rompe sus barreras” y la trata más que como a su jefa. Crean un vínculo y surgen sentimientos que estaban dormidos en ella desde hace años.
Y Kidman exhibe esta privación emocional con maestría, con elegancia, con finura y con gracia.
Es una veterana. Su trabajo es magistral.

¿Y qué hay de Antonio Banderas?
¡Bah!
Su personaje está demasiado caricaturizado, si me preguntas.

Mi opinión de Babygirl
Babygirl es una película regular. Sus protagonistas son complejos: tienen motivaciones arraigadas en el dolor; pasado turbio; devenir cínico e interpretaciones convincentes, pero el desarrollo del filme se percibe plano, predecible y condescendiente. Una lástima.
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